Es un espectáculo ver como se desplazan dando zancadas lentas con sus largas patas y como se alimentan comiendo semillas e insectos con sus largos picos. La mayoría de las grullas que invernan en España lo hacen en los campos de Extremadura, Castilla-La Mancha y Andalucía, donde se alimentan en las dehesas con una dieta que incluye bellotas, cereales y plantas forrajeras.
Se desplazan en sus largos viajes en bandadas y están dotadas de excelentes capacidades de vuelo, que les permiten realizar cada año largas migraciones entre las áreas de cría y las zonas de invernada, ahora llegan para pasar el invierno entre nosotros desde sus lugares de cría del norte de Europa. Decenas de miles llegan a España con la llegada de los primeros fríos. El refrán nos enseña: "Para el Pilar llegan y para San José no quedan".
Se emparejan de por vida, y ahora se las se ve juntas en familias con las crías nacidas este año. Tienen una espectacular exhibición de cortejo, donde los machos y las hembras se pavonean, se inclinan y saltan bastante alto.
Las grullas emiten agudos sonidos como de trompeta, que pueden escucharse a dos kilómetros de distancia. Cuando vuelan por centenares el ruido que hacen es todo un espectáculo.
En estos días, decenas de miles de grullas cruzan de norte a sur a la Península. Si se mira al cielo, incluso en grandes ciudades como Madrid, es posible ver la silueta en V de sus formaciones de vuelo y, con suerte, y si el ruido ambiente nos deja, escuchar el característico y sonoro gru, gru, gru con el que van anunciando su paso por nuestro país, donde nos acompañaran hasta primeros de marzo. Bienvenidas sean.....
A continuación publico algunas imagenes de todas las escenas que pude contemplar a lo largo del día: