Las manadas están formadas por hembras emparentadas y sus crías de diferentes edades, dirigidas por la hembra de mayor edad, a la que se da el nombre de matriarca. En ocasiones, las acompaña algún macho adulto, pero estos suelen abandonar la manada cuando llegan la adolescencia y formar bandas con otros animales de su edad, para posteriormente llevar una vida solitaria, acercándose normalmente a las manadas de hembras solamente durante la época de celo. No obstante, los elefantes machos tampoco se alejan en exceso, y la reconocen perfectamente cuando vuelven a encontrarla.(1)
Una de sus preocupaciones es sacar adelante a la descendencia, ante depredadores como el León, en este sentido, pudimos observar los cuidados de la hembras de su juveniles, atentas todo el tiempo para que no se quedarán solas y rodeándolas para su protección. La presencia del macho dominante era espectacular, una mole impresionante y unos colmillos muy generosos.